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Una experiencia
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Una experiencia Te despiertas. Mientras abres los ojos tu mente empieza a recordar el día de ayer. Te había convencido para ir a pasar el fin de semana a una pequeña casita de turismo rural situada muy cerca del mar y con unas preciosas vistas sobre el acantilado. Por la noche habíamos compartido cena con los otros huéspedes de la casa y había resultado una velada muy agradable. Luego de esos pensamientos agradables me miras y piensas “¿Qué diablos le habrá pasado a este ayer?” Tu estabas excitada y deseosa de jugar conmigo, pero yo te había rechazado diciendo que estaba cansado y que había sido un día muy largo. Estás enfadada, pero al mismo tiempo sigues con la excitación de la noche anterior y piensas en despertarme jugueteando con tu boca sobre mi cuerpo, pero no, prefieres dejarme dormir y luego tener unas palabras conmigo. Te diriges al baño, una buena ducha para empezar bien el día nunca viene mal, y después de ponerla a la temperatura adecuada te sumerges en ella y en tus pensamientos. No lo puedes evitar, el agua causa un efecto excitante del que te es difícil escapar y empiezas a acariciarte comenzando por pezón derecho con movimientos circulares, rodeando y rozando la parte mas prominente del pezón y en apenas unos instantes la excitación es tan grande que tus caderas empiezan a elevarse con ritmo propio y tus dedos van descendiendo por tu vientre, acariciándolo muy, muy suavemente hasta llegar al pubis desde donde saltan, sin más preámbulos, a separar los labios mayores para comenzar con caricias mas directas e incitantes. Tan ensimismada estabas que no te habías dado cuenta que yo había entrado en el baño y que te estaba mirando y disfrutando viendo como te acariciabas. Eso no lo podía negar, estando desnudo y con mi miembro en plena erección. Quiero colaborar y para ello acerco mi mano derecha a tu pubis, apoyo la palma de la mano sobre los labios y el clítoris de forma que los dedos descansen sobre tu monte de Venus. Separas mi mano y, cogiéndola entre las tuyas, la acercas a tu boca y después de besar la palma te dedicas a besar y chupar cada uno de los dedos como si fueran pequeñas vergas enhiestas. Acerco mi mano libre a mi pene y empiezo a masturbarme, quiero que veas como lo hago mientras te miro hacer lo mismo y continuamos con ese juego durante un rato, hasta que veo que nuestro grado de excitación es tan alto que sabemos que nuestro orgasmo es inminente. Entonces paro y, cogiendo tu mano entre las mías, empiezo a chuparte los dedos con deleite ante ese sabor tan agradable, antes de abrazarte y besarte introduciendo mi lengua todo lo que puedo en tu boca. ¿Sabes?, te pregunto retóricamente, me apetece jugar contigo. Tu me contestas que sino estábamos ya jugando. Pero no, quiero proponerte un juego. Un juego de sensaciones. No se si es porque te excita la idea o porque ya estas bastante excitada, aceptas sin ninguna duda. Nos secamos y vamos a la cama. Ves que de la maleta saco dos cosas, un mp3 y un antifaz de esos que te dan en los aviones para dormir en los vuelos transoceánicos. Antes de colocarte los auriculares te explico en que va a consistir el juego, quiero que solamente puedas utilizar tres de tus sentidos. Dicen que la privación de unos sentidos desarrollan los otros y quiero que lo compruebes. Una vez preparada hago que te tumbes boca abajo. Ahora no puedes ni ver ni oir nada, pero se que te estas imaginando el estado de mi verga, ya estaba casi tiesa cuando te estaba situando y supones, acertadamente, que ahora lo debe estar completamente. Me separo un poco para verte y, tal es mi grado de excitación que pienso en saltarme todos los preliminares y poseerte ya mismo. Pero no, quiero ir poco a poco con el plan que tenía trazado ya desde la noche de ayer en la cual me costó mucha fuerza de voluntad el negarme a hacer el amor contigo. Por tanto, sigo adelante con lo previsto. Con una suave pluma empiezo a recorrer toda tu espalda, bajando por la columna y acompañando el pase de la misma con cortos y rápidos besos, subo a tu cuello y me detengo un poco mas con mis besos allí, mientras sigo jugando con la pluma por todo tu cuerpo. Mi excitación va en aumento y tengo que volver a concentrarme en terminar lo que estoy haciendo para no ceder a mis deseos. Hago un pequeño cambio, ahora es mi lengua la que empieza a recorrer todo tu cuerpo empezando por los pies y terminando por la cabeza, me encanta lamer todo tu cuerpo, aunque ciertamente haya evitado la zona que mas me hubiese gustado, y a ti también, que me detuviese con mas calma. Ya no aguanto mas, te hago tumbar boca arriba y separándote las piernas empiezo a lamer tus ingles y todo alrededor de tu vagina descubriendo, sin ningún asombro, que esta completamente húmeda y deseosa de ser acariciada por mi lengua. Pero antes tengo que hacer una cosa, así que sacándote un auricular de tu oído te susurro que me esperes un momento y que me prometas que te estarás quieta y sin quitarte ni el antifaz ni los auriculares. Tu, a regañadientes, me contestas que estás de acuerdo. Al poco rato vuelvo, mi grado de excitación esta alcanzando su grado máximo y mas al ver que no has cumplido al pie de la letra mis instrucciones ya que estas jugando con tus senos, pellizcándote suavemente los pezones y lanzando pequeños gémidos que interpreto como de deseo. Acerco mi miembro a tus labios y, aunque en un principio te sorprende, reaccionas enseguida sacando tu lengua y empezando a lamer mi glande que está ligeramente húmedo como consecuencia de la excitación que tengo que libera un poco de líquido pre-seminal, mientras tu mano derecha lo sujeta por la base y con la mano izquierda acaricias mis testículos y la zona alrededor de mi ano. Así estamos durante unos instantes en los que noto que como siga así no voy a poder contener mi orgasmo, por lo que separo mi miembro de tu boca y me sitúo para hacer lo que antes no hice y tanto me apetece, hundir mi lengua en tu coñito mojado. Empiezo a hacerlo lentamente, recorriendo con mi lengua tus labios mayores, jugando con tu clítoris y acariciando con mis manos tus nalgas. Empiezo a notar que tu respiración se vuelve mas rápida e intermitente y decido que ya es hora de darle mas rapidez a mi lengua y a morderte suavemente con mis labios. Hago una indicación que tu, lógicamente, no puedes ver y justo cuando estás a punto de alcanzar el orgasmo notas que además de tener a alguien lamiendo tu vagina, otra boca ha empezado a chuparte los pezones. En un principio te rebelas, intentas separarte, pero la llegada del orgasmo te deja completamente indefensa y el placer tan intenso que sientes hace que pienses que ya tendrás tiempo de ajustarme las cuentas. Me separo de ti, no después de haber saboreado hasta la última gota, y cogiéndote las manos te acerco cada una de ellas a los dos miembros enhiestos que tienes a tu alcance, mientras sacándote un auricular, te digo que ya te había avisado que en este viaje te iba a sorprender y que ahora te tocaba elegir cual de las dos vergas querías que te penetrara mientras la otra recibía las caricias de tu lengua. Escogiste la mía para que te penetrara, todavía no se si por considerarla mas grande y gorda o para no herir mi ego sabiendo que yo sabía que la habías reconocido por el tacto y forma. Así que te hicimos poner a cuatro patas y empezamos a acompasar los tres nuestros movimientos, tu aprovechabas cada uno de mis empujones en los que hacia que mi verga penetrara hasta el fondo de tu vagina para hacer que la otra verga entrara completamente en tu boca. Llegados a este punto y con mi verga a punto de estallar y sabiendo que ya habías alcanzado un par de orgasmos mas, decidí que era el momento de llenarte con nuestro semen. Miré al otro a la cara y cuando supuse que le había llegado la hora, ya no pude contenerme mas y descargue todo el contenido de mi testículo izquierdo, a través de mi tiesa polla, en tu coñito húmedo y caliente, mientras que tu boca se llenaba del semen de la corrida del extraño. Nos dejamos caer exhaustos, con mi cuerpo pegado al tuyo y abrazado a ti, aprovechando para acariciarte. En ese momento conseguiste articular un leve susurro preguntando quien era la otra persona. En ese momento, te quite el antifaz y los cascos y mirándote con cara divertida, te pregunté, ¿Qué otra persona? Miraste alrededor de la habitación y solo pudiste ver y oir el leve chasquido de la puerta de la habitación justo antes de cerrarse. Permanecimos un buen rato tumbados acariciándonos mutuamente, hasta que nos levantamos. Teníamos que arreglarnos para llegar al desayuno y después de nuestro ajetreado despertar nos iba a sentar de maravilla. Bajamos al comedor y no pude contener una sonrisa al ver como observabas a todos los huéspedes intentando averiguar quien nos había acompañado…… Laten Godura. junio 2019 |
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Muy buen relato, me ha encantado excitante y morboso
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Muy bien contado y escrito. Morboso..saludos
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